Descripción
Nos congratula presentar a nuestros lectores el segundo número de nuestra revista teórica En defensa del marxismo, dedicada esta vez a la ciencia. Al contrario de lo que se nos ha reprochado innumerables veces a los marxistas, que sólo contemplamos el mundo con las gafas de la economía, históricamente nuestros grandes teóricos han realizado enormes esfuerzos por analizar y comprender el mundo, también desde el prisma político y aún más allá, desde el prisma filosófico. Cuando Lenin puso el énfasis en la necesidad de una teoría revolucionaria, no sólo estaba aludiendo a la necesidad de conocer la historia del movimiento obrero y aprender de su experiencia, sino también en la necesidad de comprender en general el mundo que nos rodea, lo que es verdad y lo que no. Sólo llevando a cabo esta tarea, podemos saber por qué mundo luchamos los revolucionarios. De lo contrario, estamos abocados a dar palos de ciego, como de hecho los dan hoy muchas organizaciones autodenominadas revolucionarias.
La burguesía, que contribuyó a levantar la ciencia moderna como aparato epistemológico contra la decadencia del mundo de la aristocracia y la Iglesia, hoy recurre a todo tipo de refritos del escepticismo y los divulga en las decadentes universidades controladas por la clase dominante, para justificar la continuidad del sistema capitalista y sus privilegios de clase, convirtiéndose en un obstáculo para el conocimiento y el progreso.
En este número de En defensa del marxismo, analizamos la ciencia, su actual crisis y su carácter de clase, al cual, como todo en esta vida, no puede escapar.